Al momento de realizar el sorteo de la Copa América Centenario, muchas personas veían difícil una posible clasificación peruana. Brasil, Ecuador y Haití eran los rivales a derrotar. Esta preocupación se acrecentó o tal vez se esperanzo (para algunos) con una nueva nómina de convocados por Ricardo Gareca.  

En esta lista, como recordamos, sobresalía la juventud y los hombres del medio local. Gareca tal vez pensó que podría aprovechar la ventaja de los jugadores locales (acostumbrados a jugar en césped artificial y climas complicados) y la juventud y ansias de gloria de los chicos.

Si ese fue el caso, entonces le resulto. Pues Perú acaba de cerrar una excelente primera parte de copa y ahora está a la expectativa de su próximo rival Colombia.

La senda de la alegría

El margen de error era mínimo para clasificar a segunda ronda y Perú hizo su trabajo. El primer partido nos enfrentamos a la descocida Haití, y aunque no fue un partido de mero trámite (como se creía) logramos sacar una importante victoria (1-0) que al término de la jornada nos dejaría punteros (por el empate de Brasil y Ecuador).

En la fecha dos, nos jugábamos un clásico frente a la complicada Ecuador (puntero de las eliminatorias). El encuentro realizado en Phoenix, fue algo extraño pues los dirigidos por Gareca sorprendieron a propios y desconocidos ganando dos a cero en mensos de treinta minutos (Cueva y Flores). Sin embargo, las cosas se complicaron y antes de los 15’ del segundo tiempo el marcador se emparejo 2-2. El encuentro terminaría con ese resultado, Perú hacia 4 y con la victoria de Brasil las cosas se complicaban (7-1 a Haití).

Para el duelo contra el ‘Scratch’ la única consigna era ganar pues Ecuador había derrotado antes a Haití (4-0) y había asegurado el cupo a la siguiente ronda. Así comenzaba el duelo en el pasto sintético del Gillete Stadium. La bicolor saló temerosa, respetando a Brasil que tranquilamente pudo ponerse arriba en el marcador, pero este es fútbol y por suerte la bola no entró. En la segunda parte Perú salió decidido, y en una de esas cosas raras que ocurren cada 41 años, Raúl Rudiaz marcó el 1-0 a nuestro favor.

La algarabía y la angustia se despertó en el pueblo pues el gol de la pulga demoró en ser cobrado, por una supuesta mano (seamos sinceros, lo fue), pero finalmente fue sancionado (ya nos tocaba) y el marcador no se movería más.

La selección logró la hazaña y terminó puntero de su grupo (luego de más de 18 años) con 7 unidades. Ahora, no pequemos de soberbios porque la verdad recién comienza. ¡Vamos Perú! ¡Vamos blanquirroja!